Casa de madera nevada

Cómo preparar cabañas de madera para los meses del invierno

Disfrutamos tanto de las cabañas de madera durante los fabulosos días soleados del verano, que solo atinamos a pensar en el frío cuando ya es muy tarde: los días se acortan, la vida no se detiene, y ya no hay tiempo para hacer ninguna reforma que nos permita calentarnos lo suficiente en la cabaña, ¿verdad? Algunos dirán que es cuestión de olvidarse de ella hasta el verano siguiente. Pero, ¿Qué tal si nos preparáramos para el invierno? Podríamos gozar de la bonita cabaña todo el año… ¡Si tan solo se mantuviera caliente!

Pues estamos aquí para desplegar el vasto abanico de posibilidades con las que contamos para transformar las cabañas de madera de verano en verdaderos refugios invernales. No te asustes si parece una tarea ardua y cara, más bien es todo lo contrario, verás que existen soluciones para todos los presupuestos, y para casi cualquier cabaña.

Muchos consideran a las cabañas de madera prefabricadas como la opción perfecta para un estudio, oficina o lugar de reunión para albergar invitados, y ocurre a menudo que se escoge la opción menos costosa pensando en que, total, las paredes finas no serán un problema en verano, y en invierno… ya veremos. Luego llegan los meses fríos, y nos damos cuenta de que estar en la cabaña es como entrar en la nevera. ¡Horror! Hay filtraciones de aire gélido, el techo no está aislado, los cristales son finos, el suelo está frío y no hemos instalado calefacción alguna. ¿Tiene solución? Por supuesto, y no siempre hay que hacer grandes cambios.

Calefacción a leña

Lo primero que debemos considerar, si aún no lo hemos pensado, es en colocar una estufa a leña en el ambiente de esparcimiento principal. La calefacción a leña no solo es de gran belleza visual y sensorial, gracias al calorcito amable que tanto gusta, sino que puede ser muy ecológica y económica. Tiene bajo costo de instalación, pues basta con practicar un orificio en la pared o en el techo, y muchas veces se logra alimentar la estufa utilizando las podas provenientes del terreno circundante, o a lo sumo, comprando leña local. Hoy en día existen equipos muy bien diseñados cuya principal ventaja frente a las antiguas salamandras es el consumo sumamente eficiente de la leña y la alta transferencia de calor al ambiente. Sin embargo, cuando la cabaña es pequeña, bastará con cualquier estufa pequeña para calentar el ambiente en seguida. ¡Incluso puede que el calor sea demasiado!

Estufas a gas y eléctricas 

Existen también otras formas de calentar el ambiente, dependiendo de los combustibles disponibles. Si la cabaña tiene gas natural para cocinar, será sencillo instalar una estufa a gas en el ambiente principal, y gracias a su poder calórico será posible calefaccionar gran parte de la cabaña con ella. En este caso, si el presupuesto es alto, incluso es posible instalar una caldera y un sistema de suelo radiante o radiadores. Por el contrario, si se quiere prescindir de la instalación, y además resulta conveniente poder llevar la estufa al cuarto o a la cocina, también existen estufas portátiles que funcionan con gas butano, algunas poseen un sistema de circulación de aceite para aumentar el rendimiento y otras no. Podemos asegurar que, en ambos casos, tienen una buena potencia y son bastante económicas.

Más fácil aún, aunque no tan barato, es recurrir a las estufas eléctricas. Existen básicamente tres tipos:

  • Los termoventiladores, que hacen pasar el aire por una resistencia calentándolo directamente, son muy rápidos aunque algo ruidosos. Pueden calentar un ambiente pequeño en segundos y son muy recomendados para su uso en los baños. Un ambiente muy grande, como una sala de estar, no se calentará lo suficiente con estos aparatos.
  • Las estufas eléctricas convencionales poseen resistencias que emiten calor. Son silenciosas y agradables a la vista, especialmente los paneles que se fijan a la pared, no son caras en sí mismas, pero su principal desventaja es que tienen un elevado consumo, lo cual las hace costosas a largo plazo. Son una gran opción si la cabaña solo se utiliza esporádicamente.
  • Las estufas halógenas o cerámicas son un caso especial, pues si bien son también eléctricas, tienen una alta eficiencia energética, haciéndolas menos costosas de operar. Pueden resultar más caras que las anteriores, pero el costo se amortizará con el tiempo. Como emiten rayos infrarrojos, su calor se siente al colocarse delante, un aspecto que nos gusta bastante.

Aislación

Entrando en el terreno de la construcción y las reformas, la aislación, que hemos mencionado como al pasar, es en realidad la solución permanente a los problemas del frío y es lo que diferencia a una cabaña de madera de uso estival y una cabaña donde se puede vivir el año entero. Cuando se construye en lugares montañosos, se tiene en cuenta la aislación desde un primer momento porque hace frío en la noche, incluso en invierno. Pero si hemos construido una cabaña en el jardín, pensando en usarla solo en verano, será cuestión de ingenio el lograr adecuarla para los meses fríos. Es útil saber que aproximadamente el 30% del calor se pierde por el techo, y el 35% por los pisos, mientras que las ventanas pierden un 20% aproximadamente, con lo cual serán estos elementos los que habrá que considerar cambiar.

  • Colocar unos simples burletes adhesivos en las puertas y ventanas puede ayudar enormemente a retener el preciado aire caliente, cuesta muy poco y puede instalarse fácilmente sin recurrir a profesionales.
  • Las ventanas de vidrio simple pueden cambiarse por termopaneles de vidrio doble y esto hace una diferencia enorme en la retención de calor, especialmente si las ventanas son de gran tamaño.
  • El suelo, especialmente cuando es de hormigón o azulejos, pierde muchísimo calor y puede ser una ocasión ideal para sustituirlo por un suelo de madera, aunque lo primero que debemos considerar es cubrirlo con alfombras, ¡realmente funciona! Si esto no es suficiente, es posible cubrir el suelo existente con una capa aislante y luego colocar un piso flotante, sin gastar demasiado en mano de obra, puesto que la colocación es muy rápida. Es importante colocar una barrera de plástico impermeable para impedir que la humedad estropee el material aislante. También hay que tener en cuenta que puede ser necesario elevar los enchufes y recortar las puertas cuando aumentamos la altura del piso.
  • Lo más costoso suele ser aislar las paredes y los techos. Si tenemos un cobertizo sencillo con vigas a la vista, se puede colocar lana de vidrio u otro material aislante entre las vigas y luego cubrirlo con paneles de yeso o madera. Si las paredes ya tienen una terminación lisa, será necesario cubrirlas con un material aislante por fuera o por dentro, y en ambos casos habrá que pensar en una nueva terminación que quedará a la vista. Esta es la opción más cara y suele evitarse a toda costa.

Hemos visto un rango de soluciones, desde las más sencillas a las más complejas, desde luego que cada cabaña es única y por eso serás tú quien decida cuánto invertir en calefacción y aislación para llevar tu cabaña de madera al nivel de confort que deseas. No lo dudes mucho, ¡valdrá la pena cuando llegue el frío!