El piloto mexicano Checo Pérez se lleva el Gran Premio de Arabia Saudí tras firmar la pole position en la Q3 clasificatoria

Checo Pérez regresa a la senda de la victoria, a la primera plaza de un podio en la Fórmula 1. El piloto de Guadalajara acaba de proclamarse ganador del Gran Premio de Arabia Saudí en el circuito de Jeddah. Después de alcanzar la pole position en la Q3, controlar el ímpetu de Fernando Alonso y aventajar por fin a su compañero de equipo Max Verstappen, el corredor de Red Bull ha levantado el trofeo dejando claro que él también está listo para ganar carreras. Se trata del quinto triunfo de su trayectoria, un título que confirma su buen hacer en pistas de carácter urbano como las de Mónaco y Singapur, donde ya fue líder durante la campaña pasada.

Pese a los numerosos problemas mecánicos que el corredor mexicano vino arrastrando en los días previos a la carrera, su bólido terminó siendo el más rápido en la tercera ronda clasificatoria, lo que le permitió salir el domingo desde la primera plaza de la parrilla. Esto no sólo fue gracias a su pericia al volante; contribuyó de igual modo la mala fortuna de Verstappen, incapaz de pasar de la tercera marcha en la Q3 por culpa de una avería en la caja de cambios. Con estas coordenadas de por medio, Checo Pérez creció en los pronósticos de la mejor casa de apuestas y obtuvo la pole por segunda vez en los trece años que lleva compitiendo a este nivel. La primera fue en 2022, curiosamente en el mismo escenario.

Lejos de arrugarse frente a la resurrección de Alonso o el buen estado de forma por el que atraviesan pilotos como George Russel o Carlos Sáinz, el mexicano supo sacarle el máximo rendimiento a su monoplaza en la carrera saudí. Si bien es cierto que firmó una salida bastante gris en favor del asturiano, que partía como segundo, consiguió retomar la cabeza al cabo de la cuarta vuelta. Un pilotaje agresivo y la tranquilidad de ver a Verstappen tomar la salida en decimosexta posición ayudaron mucho a Pérez en su propósito: abrir distancia con el Aston Martin de Fernando.

Tras estos primeros compases de incertidumbre, el chico mimado del equipo austriaco puso rumbo a una escapada que no flaqueó en toda la prueba, incluso teniendo como perseguidores a un bicampeón de la Fórmula 1 y a un socio de escudería que se empeñó en hacer del adelantamiento su sello de identidad.  Con esta dinámica se llegó a la curva número dieciocho, momento en el que el coche de Lance Stroll tuvo que ser desactivado en mitad de la pista por un fallo en los frenos. Esto provocó que apareciera el safety car y que tanto Pérez como Alonso y Verstappen aprovecharan la interrupción para cambiar las gomas.

El reinicio puso de nuevo en órbita al mexicano, que se activó con más urgencia que sus rivales y progresó en el crono hasta registrar la vuelta rápida y endosarle al español otros tres segundos más de distancia. La amenaza llegó de la mano de Verstappen; el neerlandés alcanzó la segunda posición en el ecuador de la carrera, dejando a Alonso tercero y colocándole a Pérez el aliento en la nuca hasta el final. Red Bull llegó así al objetivo que se ha marcado para este curso: tener a sus dos pilotos siempre en lo más alto. Todo ello, claro está, si no se deteriora la relación entre ellos a lo largo del Mundial.

En un principio, la escudería no dio preferencia ni a Checo ni a Verstappen para ocupar la primera plaza; ambos compitieron libremente durante las siguientes vueltas, sin recibir instrucciones a través de la radio. Sin duda, una decisión más que justa, teniendo en cuenta que el guadalajareño venía de sellar un fin de semana impecable. El duelo entre ellos comenzó siendo un intercambio de récords de velocidad punta, con los monoplazas puestos al límite en todo momento. Luego aparecieron los problemas: el neerlandés, con miedo tras lo ocurrido el día anterior, advirtió un ruido anómalo en la aceleración; el mexicano notó fallos en la frenada.

Bajo este ambiente de alerta, Red Bull se puso en contacto con Pérez para pedirle que aflojara el ritmo, que corriera por debajo de las marcas que estaba haciendo su colega. La oposición del piloto fue inmediata y la escudería rectificó, dejándole vía libre para que culminara a su antojo. Así lo hizo, llegando a meta por delante de Verstappen y de Alonso, sacándoles cinco y veinte segundos de ventaja respectivamente. Sergio volvió a vestirse de campeón, de líder indiscutible en el Gran Premio de Arabia Saudí, un logro que le permite dibujar un palmarés con veintiocho podios y cinco triunfos. La temporada puede traerle más alegrías.