Un nuevo estudio ha confirmado la relación entre el aumento del riesgo de padecer asma y una mala calidad y cantidad de sueño. El artículo publicado este lunes en la revista BMJ Open Respiratory Research confirma lo que las investigaciones anteriores ya habían demostrado, a saber, que los problemas de insomnio están relacionados con el asma, pero en esta ocasión quisieron probar la asociación en sentido contrario.
La relación del asma con la falta de sueño
Desde hace un tiempo ya se ha evidenciado la relación entre el asma y el sueño. Sin embargo, siempre se había relacionado con la presencia de anemia obstructiva del sueño. En esta ocasión quisieron probar como la falta de sueño podría favorecer el desarrollo del asma por lo que se valieron de datos del Biobanco de Reino Unido en el cual estudiaron a más de 450,000 personas.
Según el estudio, casi 18,000 personas diagnosticadas con asma habían demostrado predisposición genética y malos hábitos del sueño durante un lapso de 10 años. Por lo que las personas que tienen estas características presentan el doble de probabilidades de desarrollar asma en comparación con las de un grupo de bajo riesgo.
Concluyen que los trabajadores de la salud deben hablar con los pacientes que padecen de asma sobre la importancia de analizar sus hábitos de sueños con el objetivo de determinar si su comportamiento está empeorando los síntomas. Adicionalmente, explican que si mejoran los rasgos del sueño podrían prevenirse hasta el 20% de los casos de asma.
¿Cómo tener un buen hábito del sueño?
Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos los adultos necesitan dormir al menos siete horas cada noche
. Con todo, uno de cada tres estadounidenses tiene un déficit de sueño y no sólo en la cantidad sino también en la calidad. Esto último se nota por la presencia de cansancio incluso luego de haber dormido lo suficiente o por despertarse repetidamente durante las noches.
Los especialistas recomiendan acostarse y levantarse siempre a la misma hora, evitar los aparatos electrónicos antes de acostarse y mantener un dormitorio cómodo y oscuro. Una habitación cómoda suele ser una habitación fresca cuya temperatura oscila entre los 15°C y 20 °C.
Es importante la rutina para prepararse antes de dormir. Relajarse con actividades familiares es una excelente manera de indicar al cerebro que ya ha llegado la hora de descansar previo a la acción de dormir como tal. Hay que evitar la cafeína, las comidas copiosas y el alcohol demasiado cerca de la hora de acostarse.
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