La subasta de dos grandes bloques petroleros aportó 2000 millones de dólares a Brasil. El director general de la Agencia Nacional de Petróleo (ANP) Ricardo Saboia, afirmó que los resultados habían sido extraordinarios para Brasil y que se habían superado sus expectativas. La subasta atrajo a grandes firmas petrolera internacionales como la angloholandesa Shell y la francesa Total.
¿En qué consistió la subasta petrolera de Brasil?
Se trata de Sepia y Atapu, dos bloques en aguas ultra profundas bajo una gruesa capa de sal (presal). Estos bloques ubicados en la costa sureste de río de Janeiro ya habían salido a subasta en años anteriores, pero no habían encontrado compradores en ese momento.
La subasta de finales de 2019 fue catalogada como histórica. Recaudaron 17000 millones de dólares en lugar de los 26000 millones estimados. En ese entonces las grandes empresas extranjeras no habían participado. A fin de atraerlas, el gobierno carioca redujo en un 70% el precio a pagar por los derechos sobre los dos bloques.
Las subastas alcanzaron finalmente casi 2000 millones de dólares (más de 11000 millones de reales brasileños). Seboia explica que finalmente fueron cinco las empresas vencedoras. Agregó que esta diversidad del escenario de exploración y producción del presal brasileño traerá mayor dinamismo para el sector petrolero del país.
¿Cómo se repartió el pastel?
La estatal brasileña Petrobras fue la principal protagonista (como en subastas anteriores) desembolsando más de 700 millones de dólares. Las firmas extranjeras también hicieron lo suyo. El grupo francés Total se destacó por su inversión de más de 500 millones de dólares.
Por su parte el gigante angloholandés Shell pago 180 millones de dólares para obtener los derechos sobre parte de los dos bloques. Las empresas Malasia Petronas y Qatar Petroleum se interesaron en el bloque Sepia, el más grande de los dos subastados. Desembolsaron más de 250 millones de dólares cada una de estas organizaciones.
No obstante, no todo es color de rosas en la subasta petrolera de Brasil. Asociaciones de pescadores, así como organizaciones ambientalistas han protestado contra dichas subastas. Consideran que la producción de crudo en aguas ultra profundas es un peligro a la biodiversidad marina. Muchos entendidos opinan que estos campos presal serán los últimos que Brasil oferte. En parte por la crisis mundial del cambio climático y la renuncia del mundo a la dependencia de combustibles fósiles.
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